A menudo me sorprendo por la cantidad de pacientes que acuden a mi oficina y de inmediato me dicen: “He sido un fracaso”, o “me engañó”, cuando se refirieron a no haber perdido el peso que habían esperado o por no haber hecho todas la elecciones de alimentos que habían establecido. Por otra parte, los pacientes vienen programados pensando que sus médicos los van a regañar por problemas físicos que pudieran resultar en un páncreas que no trabaje como debería. Los médicos, los amigos, y la familia parecen ser muy rápidos para señalar con el dedo al paciente, tal vez porque no hay respuestas fáciles a la hora de hablar de la diabetes Tipo 1. Me entristece que las personas diagnosticadas con diabetes tipo 1 a menudo les sientan la necesidad de culparse por esta horrible enfermedad. El mundo ya tiene suficiente culpa!
La noción de que la diabetes se puede controlar completamente con dieta y modificaciones del estilo de vida es simplemente errónea; esto es todo una condición fisiológica. Durante décadas, he tenido pacientes que comen la misma comida a la misma hora del día, utilizan la misma dosis de insulina y hacen la misma rutina de ejercicios, pero sin embargo, su glucosa puede fluctuar 40-400 siguiendo la misma rutina día tras día.
En el momento del diagnóstico, 90% o más de las células beta que producen insulina han sido destruidas por el ataque autoinmune. A diferencia de otras enfermedades endocrinas, no es una solución sencilla en la diabetes ofrecer la hormona necesaria, como lo hacemos en el hipotiroidismo. Los pacientes con diabetes Tipo 1 con un control estricto de azúcar tienden a aumentar de peso por la insulina.
Durante la década de 1990, pasé gran parte de mi carrera estudiando la hormona amilina, que se co-secreta por la célula beta en concentraciones iguales a la insulina. Entre los pacientes con diabetes Tipo 1, también hay una ausencia de amilina. Muchos pacientes que han utilizado una terapia de reemplazo hormonal de amilina (Symlin®) me han dicho cómo se han sentido completos, o sin hambre, después de empezar a usar el medicamento; era una sensación que no habían tenido desde que diagnosticaron su diabetes. De hecho, la amilina trabaja en dos receptores en el cerebro que afectan la saciedad. Entre el uso de insulina y este desequilibrio hormonal, el aumento de peso puede ser difícil de evitarse.
Otros niveles de hormonas de los islotes que también son anormales en las personas con diabetes Tipo 1, incluyen el glucagón, somatostatina y polipéptido pancreático, todos los cuales han demostrado ser útiles cuando se administran a pacientes con diabetes. La hormona glucagón, por ejemplo, ha comenzado a tomar el centro del escenario como una hormona vital producida por islotes para proteger el cuerpo de las hipoglucemias.
Sí, sería bueno potencialmente poner todas estas hormonas juntas en una bomba, pero nada es tan bueno como tener células beta en pleno funcionamiento dentro de un páncreas sano. Actualmente, los medicamentos que tenemos son remedios temporeros. Ninguno de estos revierte la causa subyacente de la enfermedad.
Por mucho que los médicos quisiéramos ayudar a los pacientes con diabetes, simplemente aún no tenemos todas las herramientas para hacerlo. Antes del descubrimiento de la diabetes, la única terapia era una dieta casi inanición libre de hidratos de carbono. Incluso con todos los tratamientos nuevos que ahora tenemos, la diabetes no es provocada por su propietario.
Ya es bastante difícil cuando usted recibe un diagnóstico de diabetes el dejar de preguntarse, “¿Por qué yo?” Es aún más difícil de evitar sentimientos de culpa cuando tantos médicos actúan como si lo que está pasando debe ser culpa del paciente. Luego están los policías de la diabetes – los amigos y familiares que te miran juiciosamente cada vez que un trozo de comida que parece delicioso se acerca a tu boca.
Después de trabajar con pacientes con diabetes durante 30 años, he aprendido que no hay pacientes malos y ni tramposos. Los pacientes con diabetes han sido negados de tener un páncreas sano. Para mantenerse sano, es mejor dejar la culpa … de uno mismo y la de los demás.