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Los tres oficiales de policía con diabetes tipo 1.

Recientemente, un departamento de policía de Arizona lanzó una campaña de concienciación durante el Mes de la Diabetes para que la gente esté al tanto que está contratando a veinte oficiales, y que las personas con diabetes son bienvenidos a aplicar.

El departamento de policía de Glendale, Arizona ha estado utilizando su cuenta de Twitter para iniciar un esfuerzo de alcance comunitario, respecto a que cuenta con tres oficiales virtuosos y capaces con Diabetes tipo 1 dentro de su departamento. En entrevistas telefónicas en diciembre y enero, hablamos con dos agentes uniformados, James Calderón y Taylor Carr, y Derek Johnston, un detective de servicios a la familia. En conjunto, el trío ha estado sirviendo a Glendale desde hace más de 20 años, sin ningún contratiempo en su servicio o salud.

Calderón, que es originario de los suburbios de Nueva York, aspiraba a ser un piloto de las Fuerzas Armadas, pero fue rechazado después de su revisión médica.

“Fue ‘No puedes hacer esto. Eres un diabético tipo 1,'” él dice.

El Departamento de Policía de Nueva York también se negó a considerarlo para una plaza. A continuación, un amigo que se había convertido en un agente de policía en Virginia le animó a solicitar un puesto en Roanoke. Después de graduarse de la academia regional de policía de Virginia y comenzando su carrera policial en ese estado, se dio cuenta de la apertura de vacantes en Phoenix y Glendale. Glendale respondió primero a sus aplicaciones, y él tomó acción. Ha sido un oficial de patrulla durante doce años, y ahora sirve como un agente de entrenamiento, para el trabajo.

Carr, un originario de Arizona, se le dio un diagnóstico de diabetes tipo 1 a la edad de 11. Fue todo un cambio para él y su familia.

“Acabé en el hospital durante dos o tres días”, dice Carr. “Nadie en mi familia había tenido diabetes tipo 1 o tipo 2.”

Carr había soñado con el servicio militar desde niño, pero no encontró la posibilidad de entrar en las fuerzas armadas y cada vez era más difícil. En su lugar, entró en la Universidad de Arizona del Norte para estudiar psicología. Fue allí donde se le ocurrió ir tras la carrera de Reforzamiento de la Ley.

“Fue una reunión después de clase con el profesor, que había sido un oficial y con el FBI. Ya había dejado ir la idea de ser un oficial de policía, también, debido a mi diabetes”, dice Carr. “Luego él le dijo, ‘No, ¿qué estás hablando?’ Él sabía de oficiales y agentes con diabetes.”

Carr cambió su carrera a la de Justicia criminal, aplicada al Departamento de Policía de Yuma, y se fue a la Academia de Policía para el entrenamiento de reclutas. Comenzó a trabajar con otra fuerza del estado antes de unirse a la fuerza de Glendale hace dos años y medio. La medida significó trabajar cerca de donde se crió. Es un exalumno del Campamento AZDA, un campamento para la diabetes, donde también se desempeñó como consejero durante cinco años; Asimismo ha sido un recaudador de fondos para la caminata anual de diabetes.

“El campamento cambió mi vida, por lo que necesitaba dar de vuelta,” dice Carr.

Johnston es un originario del área de Phoenix, que fue diagnosticado con diabetes tipo 1 a los 14 años. Estudió Justicia criminal en Glendale Community College y en la Universidad del Estado de Arizona antes de entrar a la Academia de Policía de Arizona. Ha sido oficial desde 2005, y ahora trabaja en el Departamento de la Unidad de Violencia Familiar. Johnston dice que sus compañeros oficiales han sido un gran apoyo mientras administra su diabetes y las exigencias del trabajo.

“Cada supervisor siempre me ha dicho, ‘Haz lo que tengas que hacer para mantenerte saludable y seguro,'” dice Johnston.

Carr hizo eco sobre las observaciones de Johnston sobre la atmósfera y el apoyo institucional del Departamento: “Mis dos sargentos siempre me han dicho ‘No se preocupe acerca de tomar un descanso cuando lo necesite,’ incluso cuando estoy respondiendo a un llamado.”

Carr dice que ha sentido hipoglucemias viniendo mientras está de guardia, pero siempre ha mantenido las cosas bajo control.

“Tengo una pequeña botella de jarabe de arce de Cracker Barrel en el asiento, en caso de que lo necesite.”

Los tres expresan que su experiencia personal con la diabetes tipo 1 ha ayudado a manejar mejor las cuestiones relacionadas con la diabetes en su trabajo policial.
Calderón dijo que enseña a reclutas y otras oficinas de cómo reconocer los signos de alteración diabética en las paradas de tráfico y durante las llamadas de emergencia. Él también lo ha utilizado para desmontar a un conductor ebrio que pretendió un fraude de diabetes falso para tratar de evitar un arresto, por manejar bajo influencia de sustancias.

“Le pregunté qué tipo de insulina que utiliza,” dice Calderón.

La decisión del departamento de policía de contratar a personas con diabetes, y hablar de la política de contratación, es un nuevo cambio. Con suerte, será un impulso para otras unidades del departamento de aplicación de la ley que son menos incluyentes, a hacer lo mismo.

Italia Chávez – Traductora (translator)

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Jim Cahill is a former staff writer for Insulin Nation and a former editor of Type 2 nation.

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